viernes, 27 de mayo de 2011

LOS FINALES



Me aterra el final y por tanto los finales, esos knock outs foráneos. Foráneos porque siempre vienen de afuera y sorpresivamente. Como las baldosas flojas y jugosas o como las tortas de crema en la cara.
Desearía no terminar de conocerme nunca que siempre sea yo lo extraño, lo inconquistable, lo misterioso. No quiero un mapa de mis avenidas, de mis plazas o de mis barrios bajos.
Quiero transitarme y sorprenderme siempre. Quiero accidentarme perpetuamente en mis esquinas. Encontrarme perdido aun en mi sendero más cotidiano.
No quiero que cacen a mis fieras y las encierren prolijamente tras las rejas.
Amo a mis serpientes y a mis pájaros. No quiero que cuiden mi jardín. Yo puedo pisotear mis flores preferidas cuando quiera.
Soy selva, estepa, pampa, cúspide helada y precipicio. Soy urbanidad y caos. Soy iglesia y soledad profana.
Soy todo eso, pero tampoco melodiosamente instrumentado. No estoy concluido aun sigo en obra desafiando al final, al resumen, a la síntesis ajustada de mí mismo hecha por otro.
Y a pesar de tanta rebeldía sé que un día llegara ese momento.
Eso es lo único que sé a ciencia cierta. Pero nunca le he dado demasiado crédito a la ciencia. Eso me deja un mínimo de duda. Y siempre o casi siempre una duda vale más que mil certezas.



Santiago Serrano



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