Y se vino el “después”.
Sin aviso previo.
Como un golpe frontal a la quijada.
Y se hundió el "hoy" irremediable.
Ventisca sin razón.
Eclipse de vida.
Y la cúspide se hizo desierto...
Para los ojos muertos
Sin aviso previo.
Como un golpe frontal a la quijada.
Y se hundió el "hoy" irremediable.
Ventisca sin razón.
Eclipse de vida.
Y la cúspide se hizo desierto...
Para los ojos muertos
Santiago Serrano
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